Pareja que arrolló a ciclista intentó ocultarse en un cañaveral

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El fiscal Martin Escalada imputó a Nicolás Ríos Silguero por homicidio culposo y omisión de auxilio, y a la esposa de este Petrona Valdez por omisión de auxilio, ambos involucrados en la muerte del ciclista Oscar Rubén Martínez Méndez, hecho ocurrido el domingo en el trayecto que une el Cruce Capi´i con el distrito de Mbocayaty, Guairá.

 

El agente del Ministerio Público explicó que ambos intentaron huir, pero finalmente fueron ubicados en una casa en el distrito de Eugenio A. Garay, del mencionado departamento, y previendo la fuga rodearon la zona. Tanto Nicolás Ríos como Petrona Valdez visibilizaron a los agentes policiales y quisieron huir ingresando a pie a un cañaveral.

Escalada indicó que, debido a la evidente negativa de la pareja a someterse al debido proceso y el peligro latente de fuga, acompañó la imputación con la petición de aplicación de la medida cautelar de la prisión preventiva.

Mario Morínigo también fue imputado por frustración de la persecución y ejecución penal porque fue quien ocultó en su domicilio el vehículo que ocasionó la muerte de Martínez. Se trata de una camioneta de color verde, de la marca Toyota, modelo hilux, año 1993, matrícula ALP 375.

Según sostiene el Ministerio Público, A la altura del Kilómetro 136 en la localidad de Capitán Samudio, la camioneta conducida por Nicolás Ríos se adelanta a otro automóvil, entretanto pasa al carril de sentido contrario e impacta contra Óscar Martínez que venía a bordo de su bicicleta y lo arrolla por varios metros.

Posteriormente, el mismo detiene la marcha, estaciona al costado de la ruta, desciende de ella junto con Petrona y pregunta a Samira (hija de Ríos) “omanoiteiko”, pero Oscar aún contaba con signos de vida; Samira les grita: “no manoiti, auxilio, auxilio”.

 

El argumento de la fiscalía prosigue y alega que inmediatamente Nicolás y Petrona suben de nuevo al rodado y abandonan el lugar del accidente, omitiendo ambos a prestar el auxilio de salvamento, a pesar de que Samira les pedía ayuda a gritos.